sábado, 7 de enero de 2012




El escritor Roberto Tejela concluye con 'La cultivadora de orquídeas' su trilogía de novela negra.
El narrador cuenta la trepidante huida de dos mujeres que no pueden desprenderse de su pasado.

Lesbianismo, sexo, drogas, crimen, infidelidades, traiciones. Lanovela negra ha abierto paso a un género tan actual como antiguo: el 'pulp fiction lésbica, que apareció en Estados Unidos a mediados del siglo pasado y que ahora recupera terreno con 'La cultivadora de orquídeas', el libro con el que el escritor Roberto Tejela (Madrid, 1953) concluye su trilogía colombiana.
Tras narrar la caída de un hombre en el narcotráfico en el 'Narco consorte' y el secuestro exprés de un español en Bogotá en un 'Un paseo millonario', ambas novelas con tintes autobiográficos, Tejela cruza el charco y ambienta la escena de su nueva ficción entre España y Portugal. El narrador cuenta la trepidante huida de dos mujeres que no pueden desprenderse de su pasado. Se trata de un viaje emocional. Un periplo a lo 'Thelma y Louise' reencarnadas en Yerma y Winona, las protagonistas de 'La cultivadora de orquídeas'.
Las mujeres cruzan sus caminos en busca del calor del hogar y del amor sincero, pero, como en las novelas de Tejela nada es lo que parece, rápido surgen fantasmas que romperán de cuajo su visión idílica de la pasión. Un nuevo escenario donde el escritor se mueve como pez en el agua, con un lenguaje narrativo muy personal, diálogos constantes y finas descripciones de lugares y hechos.
La secuencia de la trama es lineal. Arranca en Madrid un 28 de junio y concluye un 28 de diciembre en Lisboa. Apenas medio año. Un breve lapso que supone rapidez argumental y ausencias de saltos narrativos. Una técnica con la que Tejela trata de mantener la atención del lector. Sus fetiches de la novela, Yerma y Winona, no sólo aportan el peso narrativo sino que tratan de reflejar los secretos y las contradicciones del ser humano, sus conductas oscuras y sorprendentes. Un compendio argumental que ha acompañado en vida a Tejela desde que llegó a Colombia hace 27 años. "Me quedé tan sorprendido por lo que vi, olí, oí y paladeé, que, a mi regreso a España, me propuse contarlo", señala el escritor madrileño, antiguo piloto aéreo y viajero infatigable.

COLPISA, Mateo Balín

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