domingo, 27 de noviembre de 2011


El escritor Ronaldo Menéndez dice de La cultivadora de orquídeas:
Escribir una trilogía es siempre un juego de equilibrios. Un ver simultáneamente el bosque y cada uno de los árboles. Y aquí es donde algo puede desenfocarse: el lector (y el crítico) pueden decir que el segundo o tercer volumen está muy por debajo del primero, o viceversa. Cuando hace unos años Roberto Tejela me dijo que estaba terminando la segunda novela de la trilogía que abrió con El narco consorte, pensé que se estaba metiendo en un problema. Pero le salió bien. El paseo millonario, publicado por la editorial Salto de Página, se deja leer con la misma tensión que el primer libro. Y entonces, porque lo bueno, si es más, es tres veces bueno, apareció el tercer volumen: La cultivadora de orquídeas. La cultivadora de orquídeas cumple con dos reglas de oro de una buena trilogía: nos obliga a releer —o repensar— los volúmenes anteriores, completando sus historias. Y se puede leer independientemente, como un solo y único libro. La maestría de Roberto está en que consigue que reconozcamos la continuidad de sus personajes en esta tercera novela, o sea, los recibimos como viejos amigos (o enemigos) y queremos saber ‘en qué acaba la cosa’. Como si fuesen reales. Pero a su vez logra actualizar la información sobre sus personajes de tal manera que los vemos, como si los leyéramos ‘por primera vez’. La gran saga se completa, Colombia llega a Madrid, y, como en las mejores aventuras humanas, los giros y desenlaces nos quitan la respiración.

jueves, 3 de noviembre de 2011


La escritora Rosa Roma dice de La cultivadora de orquídeas:
En La cultivadora de orquídeas la intriga se desarrolla hasta envolver al lector que, atrapado en los sucesos que van desencadenándose, penetra en un mundo diferente aunque no del todo ajeno a este presente más liberado en el que el amor lésbico pone cierto matiz ingenuo a la fría Yerma, la protagonista,  capaz de enamorarse para llenar un hueco que le hace ir por la vida con una avidez insaciable, dispuesta a devorar más que a convivir. El relato es trepidante y arrastra con su dinamismo, sin dejar de entrar en los detalles, las fechas, las comidas y los lugares de una Andalucía por la que pasean las protagonistas con el telón de fondo granadino, muy lorquiano, quizá para recordarnos, no solamente la obsesión de Yerma, cuya causa es distinta, como su meta, pues hay aquí constancia del predominio de mujeres dotadas de fuerza, de un coraje que les lleva a conseguir lo que se proponen sin que importen los medios. Y es esa fuerza, ese dominio que tantas veces vemos en el varón, lo que destaca de algunas protagonistas de esta novela.  

miércoles, 5 de octubre de 2011


Enero de 1983. Tras ser despedido de la empresa española que le envió a Colombia, Diego ya no tiene motivos para alargar su estancia en Bogotá. Pero tampoco para volver a España. Sin ser apenas consciente, Diego se deslizará hacia el mundo del narcotráfico atraído por la curiosidad, la vida al límite y el amor a Olga hasta ser tan parte de él que la huida le resulte imposible. El narco consorte, novela con tintes autobiográficos, nos ofrece una visión amarga de Colombia y un recorrido por el mundo del narcotráfico desde que la hoja de coca se transforma en cocaína, en los laboratorios clandestinos, hasta que llega a los centros de consumo. Sin concesiones a los tópicos o al costumbrismo, El narco consorte es una historia de narcotraficantes, viajes y aventuras, pero ante todo es una historia de amor.


Colombia 2007. Un paseo millonario, nombre coloquial colombiano del secuestro exprés, se convertirá en un inusual secuestro de larga duración cuando Jaime Ariza, un empresario español, se vea encadenado a la pata de una cama y recluido en una habitación de ventanas tapiadas en un barrio de Bogotá. Yerma, su principal secuestradora, tiene un proyecto más ambicioso: cobrar el rescate y, al tiempo, quedarse embarazada de su víctima. Para lograrlo, esta seductora mujer de excepcional inteligencia y sangre fría intentará manipular y seducir no solo a Jaime, sino también a su íntima amiga Nuria, que hará lo que sea necesario para conseguir la libertad de éste.
Con un preciso sentido del ritmo narrativo y unos personajes sutilmente caracterizados, Roberto Tejela nos ofrece una absorbente intriga que aborda un drama muy actual; el de extranjeros secuestrados en Colombia, a veces recluidos durante años o vendidos como mercancía.     

martes, 4 de octubre de 2011


La cultivadora de orquídeas, junto con El narco consorte y El paseo millonario, compone la tercera entrega de una trilogía, ambientada a caballo entre Colombia y España. En La cultivadora de orquídeas, seguimos los pasos al personaje de Yerma, que llega a España embarazada y con la intención de reencontrar sus raíces paternas en forma de encuentro emocional con su pasado. En Granada conocerá a Winona, la cultivadora de orquídeas, personaje sensual y enigmático que le aportará a Yerma lo que había perdido: el calor de un hogar y la esperanza de un amor sincero. A lo largo de la novela iremos descubriendo que nada es lo que parece y que un viaje emocional puede convertirse en la ejecución fría y premeditada de un siniestro plan. Lo que comienza siendo una historia de búsquedas personales acaba transformándose en una investigación policial. Roberto Tejela, a través de un lenguaje narrativo muy personal, refleja una situación real desde el retrato de unos personajes que parecen cotidianos pero que, sin duda, dejan al descubierto los secretos más contradictorios del ser humano.