miércoles, 5 de junio de 2013





El narco consorte, de Roberto Tejela.
Cuaderno de viaje, aventura romántica y trama negra

 La obra inicia la “relación” de Roberto Tejela con Colombia. Lo que más tarde apreciaríamos en El paseo millonario y La cultivadora de orquídeastiene su inicio en la presente novela. Para comprender las obras posteriores es preciso comenzar por ésta, aunque, y eso es lo paradójico, tenga menos que ver con las otras dos obras.
El narco consorte no es una novela al uso, es más bien una mezcla de cuaderno de viaje, aventura romántica y trama negra, sin llegar a ser determinadamente ninguna de las anteriores. Navega entre todas ellas de manera excesivamente sinuosa siendo la relación entre las tres problemática. Si los lectores han leído la obra al completo de Teleja entenderán mejor mis palabras porque en las siguientes novelas el escritor ha madurado muchísimo y ha sabido centrarse más en la ficción que es el lugar donde más brilla.
Se aprecia que la obra es iniciática, su comienzo es sumamente prometedor pero luego se desliza a otros lugares para intentar retratarnos la realidad colombiana actual, descuidando, en alguna medida, la trama principal.
Se aprecia que el escritor ofrece muchos datos biográficos, que es conocedor de aquellos sitios y de sus costumbres y que deja mucho de sí entre las líneas del libro.
De todas formas lo mejor de la obra es el ambiente que recrea, una bestialidad en forma de sociedad mega-violenta y sobre todo el ritmo narrativo del que hace gala. Existe una pulsión que te obliga a leer y leer sin parar, pasando de un escenario a otro sin pausa, sin permitir que exista algún atisbo de tedio y teniendo al lector en tensión, pues se desconoce como va a terminar nada, ni siquiera una escena.
El retrato de Colombia tiene un mérito extraordinario, no sólo por el narcotráfico, que a gran escala está tomado de pasada, sino por limitarse a la delincuencia callejera y también a los narcos de medio pelo, lo cual no los hace menos peligrosos. Los personajes dedicados a delinquir que aparecen en la obra asustarían a cualquier mafioso siciliano, dejarían atónito a cualquier matón inglés y anonadarían a cualquier mafioso americano, la vida vale tan poco como la ley en Colombia. La sociedad parte de la base y de la costumbre de dar muy escaso valor a la vida tanto propia como ajena, con lo cual mezclado con multitud de armas por todas partes ya tenemos un caldo de cultivo que simplemente nos hace plantearnos la viabilidad social del país, pero no es así, lo mismo que es violenta es vital y lo mismo que es agresiva es hospitalaria, religiosa y profundamente pecadora. Una maravilla que Tejela sabe retratar con maestría.
Me dejo mucho de lo mostrado en la obra sobre Colombia pero es imposible resumir todo en unas pocas líneas, sirva para ayudar a ello este extracto: “Los colombianos decimos que el que buen fierro tiene, tranquilo va y tranquilo viene […] El dueño, un hombre de edad, alto y delgado, conjugaba su oficio de zapatero con el de traficante de armas”.
Me gustaría sugerir a los lectores que tuvieran un momento para ojear la obra de Roberto Tejela, no es un escritor muy conocido y creo que la literatura le ha dado más decepciones que alegrías pero tiene las mimbres para ser un buen escritor pues tiene talento natural para ello. Desde aquí le animaríamos a que no abandonara la ficción, afincada en la realidad, pero ficción.
Sergio Torrijos – laRepúblicaCultural.es



miércoles, 13 de febrero de 2013





El paseo millonario

Los azares no sólo afectan a las personas, también a sus obras y en este caso a los libros. La obra de Roberto Tejela tiene historia, mucha, azarosa. Su obra se compone de tres novelas, cada una editada en una editorial diferente pese a que todas tienen un nexo en común, sus protagonistas y el traslado de la acción a un territorio negrísimo como es Colombia.
La mala fortuna hace que sea casi imposible seguir la serie por el orden adecuado y aunque sea un handicap tampoco es insalvable, puedo decir, con toda sinceridad, que cada novela se puede leer independientemente aunque el cuadro es un poco menos vivo. He leído en primer lugar la última, La cultivadora de orquídeas y en esta ocasión la segunda El paseo millonario, me falta la primera La narco consorte, obra a la que he sido incapaz de acceder.
Centrándonos en la presente obra que quede muy claro que Tejela tiene talento como escritor, no ofrece un estilo florido ni cargado de alambicadas metáforas, pero tiene dos cosas importantísimas en la literatura que es ritmo y pulsión narrativa. Se hace difícil dejar de leer incluso cuando la realidad que narra no es nada agradable, es más, la realidad que narra es demasiado desagradable, la vida vale poco y el ser humano se parece, en demasía, a un animal acorralado.
El autor, como ya dije, traslada la acción a Colombia, haciendo una conexión con España. En Colombia no trata de ladrones de guante blanco o de narcos violentos pero educados, no, aquí se refleja la realidad más bruta de la delincuencia de calle de Bogotá o lo que es lo mismo, revólveres, escopolamina o burundanga, y delitos comunes como es el “paseo millonario” o traducido un secuestro Express.
La acción gira en torno a un “paseo millonario” descubriéndonos, a un mismo tiempo, las miserias de los delincuentes y de los honrados ciudadanos españoles, familia del “paseado”.
Unos son violentos, sin engañar, con la pistola en la mano y otros lo son aún más violentos con una sonrisa en los labios, una copa de martini entre las manos y una hipocresía que no engaña a nadie.
La mezcla de bajos fondos colombianos y personas acomodadas españolas funciona por poco, perdemos los nacionales por goleada, y queda demasiado claro que sólo existe un bando que sabe a que juega. Es esa ingenuidad, llevada a un punto elevado que no al extremo, lo que hace tambalear la credibilidad de cierta parte de la trama.
Aún así lo que el autor quiere indicar, creo que es ese choque brusco de dos realidades, se hace patente con meridiana claridad.
La obra es de lectura más que recomendable. Me agradaría que se pudiera leer toda de un tirón, comenzado por el principio, de seguro que la protagonista, Yerma, se nos muestra con una realidad más global y la comprenderíamos mejor, aún así la mano del escritor permite que se puedan leer por separado. Animaría al escritor a proseguir por esta senda, no abandonarla, traernos de su experiencia y sus vivencias, esos personajes, esos delitos y esas tramas a la puerta de nuestra librería. Sin duda resulta un agradable chorro de aire fresco.
Sergio Torrijos – laRepúblicaCultural.es
http://www.larepublicacultural.es/article6685.html